viernes, 25 de octubre de 2013

Breve historia de Priego de Córdoba



Antes adentrarnos en Priego de Córdoba, conozcamos algo de su historia.

Las primeras referencias sobre Priego de Córdoba datan del Paleolítico Medio (40.000 – 33.000 a.C.) habiéndose encontrado evidencias de civilización en esta zona. No obstante, no fue hasta mediados del siglo IX cuando hay constancia escrita de Priego, denominada “Medina Bahiga”, durante el Califato de Córdoba.

Se tiene constancia que en le año 863, el emir Muhammad intervino en las guerrillas con un gran número de lugareños, convirtiéndose en 889 como centro de operaciones de Ibn Mastana, seguidor de Omar Ben Hafsún, uno de los más importantes cabecillas insurrectos que se tituló “Señor de Priego y Luque”.

Al desaparecer el Califato de Córdoba pasó a formar parte del Reino Zirita de Granda, luego al Reino Nazarita y en el 1090 fue ocupada por los Almorávides siendo a mediados del siglo XII sustituidos por los Almohades. Sin embargo, volvió posteriormente a formar parte del Reino Nazarita de Granada. Y aunque en el 1226 el rey Fernando III la conquistó al tercer día de asedio y la donó a la Orden de Calatrava, no fue conquistada definitivamente hasta el 1341 por el rey Alfonso XI, quien construyó la muralla del castillo y fomentó la repoblación mediante la concesión de ciertos tributos, como el portazgo,  acabando formando parte en 1370 de la “Casa de Aguilar”, título concedido a Gonzalo Fernández de Córdoba  por cesión del rey Enrique II. En 1502, los Reyes Católicos nombran primer marqués de Priego a Pedro Fernández de Córdoba, pasando a ser titular del marquesado de Priego.



Aquello fue el inicio de un gran progreso y avance, pues entonces se construyó la Casa del Cabildo, la cárcel, el Pósito, Las Carnicerías, se reedifica la ermita de San Nicasio y se construye la Iglesia de San Esteban, hoy conocida como “San Francisco”.

En el siglo XVII, fueron expulsados los moriscos que en número de unos tres mil, habían ocupado la Puerta de Granda, y el pueblo sufrió un empeoramiento de la situación económica debido al impuesto de las alcabalas, que era un tributo del tanto por ciento que pagaba al fisco el vendedor en el contrato de compraventa, si bien llegó a un acuerdo con  el rey Felipe III, y ratificado posteriormente en 1617 por Felipe IV, para la compra de las alcabalas por parte de la villa por 130.000 ducados. Siglo nefasto para Priego por las epidemias de peste que sufrió en 1650 y en 1680.

Vuelve a tomar auge el pueblo de Priego en el siglo XVIII, siendo uno de los centros más importantes de la industria de la seda, vendiendo el “tafetán” y el “Terciopelo” en Sevilla, Málaga, Navarra, Portugal, Francia y las Indias. Pero a finales de siglo la riqueza mengua, en gran parte debido al deterioro de la producción de moreras, a los impuestos y la presión competitiva de los tejidos de algodón ingleses y catalanes.

Cabe señalar que en el 1705 Priego toma parte en la Guerra de Sucesión y defensa de Gibraltar, pasando en 1711 a depender del Ducado de Medinaceli. En ese siglo XVIII, el Barroco toma importancia siendo patente las obras maestras que se conservan hoy en día.

A primeros del siglo XIX, se produce un considerable aumento de población, que aunque en 1843 se emancipan las aldeas limítrofes de Castil de Campos, Fuente Tojar y Almedinilla, llegó a tener del orden de 27.000 habitantes gracias al desarrollo industrial textil, de la producción agrícola y adhesión a la monarquía constitucional del rey Alfonso XII en 1881. Año en que dicho rey le concede a Priego el título de Ciudad.

En la década de los años veinte del siglo XX, con una cuarentena de molinos, principales motores de la economía de la zona, aparece una importante industria textil que produce esencialmente patenes, driles y lonas; sin embargo, en los sesenta empieza a extinguirse y reconvertirse en industria de la confección.